El mentoring marca la diferencia
A
día de hoy estamos siendo testigos de cómo la palabra mentoring está cada vez
más presente en nuestras vidas. Cada vez
son más las entidades y organizaciones que utilizan programas de mentoring como
una herramienta para potenciar las capacidades y habilidades de las personas
que las componen así como para transferir todo un mundo de conocimientos y
experiencias.
El
origen de la palabra mentoring aparece por primera vez en
“La Odisea” de Homero, donde en uno de sus viajes Ulises le confía a Méntor, su
persona de confianza y apoyo, la protección de su hogar y más concretamente de
su hijo Telémaco, para acompañarlo y guiarlo en su trayectoria vital en su
ausencia.
Podríamos
decir, según esta antigua historia, que el mentoring es un proceso de
acompañamiento en el que una persona da a otra persona el mejor de los regalos:
el conocimiento.
El
mentoring
actual puede ser descrito como una unión entre dos personas con distintos
niveles de experiencia donde la transferencia de conocimiento y la confianza
entre ellos son los elementos más importantes para conseguir deleitarse de las
ventajas de una relación de mentoring. La persona mentora, por su trayectoria
vital, es un embalse de experiencias, habilidades, competencias y conocimiento
que el mentee, persona sin experiencia, aún no ha adquirido pero que
serán fundamentales para su desarrollo personal y profesional. Pero una persona
mentora no es solo un transmisor de conocimiento, tampoco son profesores o
docentes, es algo más.
Las
personas mentoras son modelos de referencias con capacidad de entender los
sentimientos y emociones de las personas a las que están acompañando porque han
sentido estas mismas sensaciones. Son un estímulo para la superación de
obstáculos porque han vivido en sus carnes baches similares a lo largo de toda
su trayectoria. Son una fuente de impulso e inspiración capaz de retar a sus mentees
para que consigan más de lo que incluso se habían imaginado.
Las
personas mentoras brindan una relación de apoyo y afecto a sus mentees, un
espacio de confianza basado en el entendimiento y en la evolución personal y
profesional de ambas partes. Para nada es una relación jerárquica o correctiva.
Esto último no es mentoring.
Desde
Fundación Maimona, a través de la red Youth Business Spain y todos los socios
que la formamos, siempre hemos visualizado el programa de mentoring para personas
emprendedoras con ideas de negocio y su metodología como una potente
herramienta de crecimiento y desarrollo personal y profesional.
A
veces, para conseguir el “éxito” en los proyectos empresariales solo hace falta
escuchar a aquellas personas que vivieron este mismo proceso independientemente
de haber conseguido su éxito o haber fracasado, las personas mentoras, y ese
aprendizaje vale más que cualquier posgrado universitario. El éxito del
programa no es hacer negocios millonarios, es aprender a crecer como personas y
profesionales.
El
programa de mentoring nos ha permitido conocer a grandes personas, mentoras
y emprendedoras, capaces de superar retos y obstáculos a la misma vez que
desarrollaban grandes proyectos con pequeñas ideas e incluso sueños, y de las
que día a día seguimos aprendiendo.
Es
por ello, que a través de este artículo, queremos agradecer a todas las
personas mentoras que han colaborado con nosotros, que nos han aportado su
experiencia y conocimientos y que han regalado su tiempo para ver crecer a
otras personas que caminaron por sus mismos senderos.

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